Marcharon para pedir que no encierren a “Cabezón”, el perro noble y libre del centro puntano
Proteccionistas y chicos se expresaron por “Cabezón Osito Cannabis”.
La movilización comenzó a trascender por las redes sociales una denuncia donde acusaban al animal de haber sido agresivo, y es por eso que este martes proteccionistas,y hasta amigos del perro marcharon por las calles del centro para pedir que no lo encierren y para concientizar sobre la adopción de animales.
El “Cabezón” como lo conoce la gente y comerciantes del centro de San Luis, es un perro callejero que ama la libertad. Hace 10 años que ronda la Plaza Pringles y se hace presente por las noches en bares y en el día visita el comedor de la UNSL donde recibe su almuerzo.
Por las noches, Gabriela Pedernera, su amiga cuidadora, lo busca y lo lleva a su hogar donde por la mañana vuelve a salir a “callejear”: “Él es feliz así, en la plaza y también interactuando con la gente”.
El perro famoso no tiene dueño porque es feliz rondando por las calles y su cuidadora asegura que “rompe todo” por salir al lugar donde pertenece, pero por las noches duerme en un hogar donde le brindan mucho cariño: “Yo me tomo el trabajo de llevarlo todos los días en la tarde noche para que duerma, coma y esté tranquilo y evitarle a veces contacto con gente que no es buena en la calle”.
La cuenta de Facebook que tiene “Cabezón” fue creada con el fin de que su cuidadora pueda saber a través de mensajes que los amigos de él envían a la red social avisando donde anda en las noches, ya que sus recorridos suelen ser bastantes largos durante todo el día.
Su cara particular lo hizo famoso y logró ganarse el amor de muchos niños que suelen jugar en la plaza principal del microcentro. Es por eso, que “Osito” uno de sus nombres, fue bautizado por pequeños que lo acarician al pasar: Él es un animal muy noble que ha logrado entrar en las casas y con los chicos, el interactúa mucho con los chicos”, dijo Gabriela.
Además de ser famoso, “Cabezón” posee todas las vacunas, está castrado y hasta tiene su veterinario de cabecera que lo asiste cada vez que Gabriela lo encuentra lastimado en algún lugar.
Su amor por la libertad es difícil de cambiar y es por eso que pidieron que nadie lo encierre, ni le impidan ser feliz.